24 de agosto de 2012

15 STEP

los olores son una puerta, por ejemplo a los recuerdos, también al estado del clima y época del año (y esto me parece chistoso). Pero hoy me encuentro con otro olor, un olor que me da pena, un olor que no es el mío, porque hueles a algo y ese es el gran punto. Es un hecho que cuando estabas conmigo no sentía tus olores, a menos los cotidianos, pero creo que olías a manzanita y a mi crema de manos, hoy es un olor tibio, un olor naranjo (y es que así lo puedo explicar), a comida encerrada. Y es que por lo que sé no vives ni vienes de un casino, ni de una cocina. La verdad no importa mucho. Lo que me importa y duele es sentir tu olor y que tal vez tu sientas el mío, ya que por circunstancias de la vida no estamos juntos día a día. Créeme que no es tu culpa, aún no entiendes lo que te digo y es una rareza esta manía de oler tu pelo y sentirte, tan lejos, tan otro, cuando eres el mismo, eres quien yo tomé en brazos por un poco más de dos años. Es difícil aceptar que no vives acá, en casa, que cada día que pasa y seguirá pasando es la casa de papá... aunque tus cosas no se han movido y eso es lo que puedo, esotéricamente hablando, lo que puedo hacer por ti hoy, para no olvidarte, para pausar tus juegos en mi repisa con libros, para cuando llegues se pierda y aparezcan tus autos, maderitas, animales y naipes. Al menos puedo hacer eso con nuestro hogar, para que no estés ajeno e incómodo hijo mío, ya que guardo y uso cada vez que te tengo conmigo, tu colonia y crema de manos, para que notes la diferencia y te acostumbres, al olor que deberías tener si hubiese tomado las decisiones correctas en esta vida.

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