'...Fue como una reminiscencia muy antigua, de antes de la aparición de la memoria. Me encontré como esos amnésicos que perciben de repente un resplandor proveniente de un pasado desaparecido. Y además en ese instante, una intuición fulgurante: el homicida de Cordier, por salvaje y extravagante que fuera, tenía que ver conmigo. Peor aún: la solución estaba en mí. Seguido del correctivo de la razón: ¡Cueste lo que cueste!...'
ÉRIC NATAF - El Asesino Del Bien
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