En un piso de la periferia de una gran ciudad aparece un cadáver mutilado. La víctima es un médico. Llega el comisario Leo Dix, la policía y los bomberos. Alrededor del cuerpo hay un trozo de sílex, cuatro tubos de desodorante, jeringuillas, insulina y tres bolitas de color blanco. Además, y eso llama mucho la atención, junto a él hay un osito de peluche. El comisario Dix enseguida asocia el asesinato con otro ocurrido tres años antes, en el que también hubo tres bolitas blancas.
Puede que haya policías implicados en el caso, pero lo peor es que hubo quien murió en condiciones no aclaradas y pudieron ser víctimas de un asesino. La clave del enigma está en la pista del tratamiento homeopático.
Éric Nataf, es médico, radiólogo y ginecólogo. Trabaja como radiólogo en París. Ha escrito - además- una novela, Autobiografía de un Virus, que ha obtenido varios premios de prestigio.
Hace un par de años he tendido a consumir historias negras, de asesinatos, del detective contra el asesino, o como quieran llamarlas. Personalmente, son productos en los cuales te diviertes, por lo general se leen rápido y al final me termino comiendo las uñas; pero lo que me parece bastante curioso es el tipo de información que guardan esos libros, es notable las cosas que puedes llegar a leer en, talvez, una trivial conversación entre dos personajes. Por lo tanto cada vez que compro libros (en promedio una o dos veces al año), me traigo uno de estos bajo el brazo. Este por suerte me lo traje, ya que la introducción de la tapa, que es la que esta sobre este párrafo, deja bastante que desear.
La historia es narrada por dos personajes, uno bastante simple o puro (como quieran llamarlo); hablo del Comisario Leo Dix, y otro bastante turbado (de echo en un inicio está tirado en un sillón de psicoanalista, el cual es bastante desagradable), que intuimos es el asesino. Aquí comienza una investigación, por parte de Leo Dix, la policía y una psicóloga en práctica (Ludivine) que se transforma en la fiel compañera de Leo Dix, que los lleva a asesinatos antiguos y una leve pista que los conecta con la homeopatía y en avanzada con la vida personal de Leo.
Con crímenes bastante violentos y sus detalles que te pondrían de carrera al baño, con narraciones en capítulos cortos, una escritura liviana, pero con esta dualidad que perturba aveces (porque te encuentras dentro del comisario y el asesino en serie, del bueno y el malo, del perseguidor y el perseguido, etc), nos encontramos con un libro rápido de leer, especialmente si lees en la micro, en la fila del banco o simplemente de noche para dormir. Aunque me perturbó y me obsesionó creo que es un buen libro y el final.... personalmente creo que no quería leerlo,por las cosas que he dicho anteriormente, pero prefiero un libro de 345 páginas donde el final me mate (y me deje pidiendo mas), que uno de 900 páginas en el cual este es más que obvio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario